¿Cómo consigues que una ciudad vibre al ritmo de la música?

En una orquesta, cada instrumento juega su papel, pero todos son igual de importantes para dar lugar a una gran actuación. Si los violines se desacompasan o la percusión se salta una nota, aunque solo sea por un segundo, toda la actuación puede fracasar y dejar al público desencantado. En cierta forma, nuestras ciudades son también así: están compuestas por distintas consejerías de salud, educación, servicios municipales y transporte público, entre otros. A lo largo del día, interactuamos con distintas partes de la «orquesta» metropolitana y esperamos que todas funcionen en perfecta armonía.

El director lleva la batuta, y las consejerías y administraciones públicas cumplen la misma función en la ciudad. Sin embargo, a medida que las ciudades se vuelven más inteligentes y adoptan la tecnología para conseguir ser más sostenibles, prósperas e inclusivas, surge la siguiente pregunta: ¿quién va a encargarse de supervisarlo todo y cuáles serán sus responsabilidades?

La respuesta de Londres ha sido contar con Theo Blackwell, contratado por el ayuntamiento como director digital con el objetivo de conseguir que la capital británica sea «un lugar mejor para vivir, trabajar e invertir». Por su parte, en París han elegido a un director digital que se encargará de poner los datos y las estadísticas al servicio de las administraciones, una tarea cada vez más compleja.

Sea cual sea la estrategia o el cargo, es innegable que los líderes políticos están bajo una gran presión para hacer que sus ciudades sean más inteligentes, seguras y eficientes para sus habitantes y al mismo tiempo incorporar la tecnología que dé los mejores resultados. Las ciudades verdaderamente inteligentes deben conectar la tecnología con los datos, analizarlos y usarlos para crear sintonía, sobre todo teniendo en cuenta que en 2050 un 70 % de la población mundial vivirá en zonas urbanas, lo que supone un aumento de 2.700 millones de personas.

Uno de los principales motivos por los que tanta gente está emigrando a la ciudad es la promesa de una vida mejor y la búsqueda de oportunidades en un entorno con mayor innovación. En su libro “Where Good Ideas Come From”, Steve Johnson argumenta que «una ciudad que era 10 veces más grande que su vecina no era 10 veces más innovadora, sino 17 veces más». Increíble. Con toda esta presión e innovación, los ciudadanos exigen servicios más inteligentes y de mayor calidad, como actualizaciones en tiempo real cuando hay interrupciones en la red de transportes o la capacidad de hacer trámites por Internet. Las autoridades, por su parte, tratan de dar respuesta lo antes posible. Los servicios básicos también tienen que estar a la altura, puesto que el rápido crecimiento de los entornos urbanos aumenta de forma directa la demanda de sistemas que ofrezcan electricidad, agua corriente y limpieza de residuos.

La transformación no sucede de la noche a la mañana, pero con las plataformas tecnológicas adecuadas el proceso gana en velocidad y solidez. Esto es algo que ya estamos observando, sobre todo en cuanto a la mejora de la eficiencia energética. Las autoridades de Esch-sur-Alzette en Luxemburgo, por ejemplo, crearon una aplicación móvil basada en Microsoft Azure que obtiene datos de dispositivos conectados por toda la ciudad para supervisar los niveles de consumo de gas, agua y calefacción en los hogares. Esto se traduce en mayor eficiencia y control sobre cómo se utilizan los servicios básicos. Y en Gandía, Valencia, las autoridades han instalado más de 13 000 farolas conectadas por todo el municipio para controlar y supervisar en remoto el uso energético, también mediante Azure. Ahora la ciudad consume un 80 % menos y ha reducido sus emisiones de CO2.

La tecnología también está ayudando a las ciudades a recuperarse más rápidamente de las catástrofes naturales. La empresa noruega eSmart Systems ha empezado a utilizar drones con Azure para ayudar a municipios como Jacksonville en Florida a restaurar el suministro eléctrico de las más de 280.000 personas afectadas por el reciente huracán Irma. Los drones han ayudado a la empresa encargada del suministro eléctrico a reunir los datos necesarios para evaluar las zonas devastadas y poder enviar de forma inmediata y segura al personal técnico para restablecer el servicio.

Las nuevas herramientas son buenas de por sí, pero ahora, además, podemos integrarlas en las infraestructuras municipales, y esto es especialmente importante dado que, según IHS Technology, el número de ciudades inteligentes ascenderá a 88 en 2025. Oliver Dawkins es investigador de urbanismo, visualización en 3D e interfaces de realidad virtual y aumentada de la University College de Londres. Dawkins asegura que la tecnología nos permite diseñar ciudades inteligentes de formas totalmente innovadoras hasta la fecha. Ahora los expertos en planificación urbanística utilizan vistas en 3D creadas a partir de datos en tiempo real que muestran cómo las personas y los vehículos podrían usar un espacio concreto. Por ejemplo, si se va a construir un centro comercial, el urbanista puede usar la realidad aumentada para ver cómo afectaría el tráfico en hora punta a las infraestructuras cercanas, lo que significa que los atascos podrían pasar a la historia gracias a un diseño más inteligente y predictivo.  Dawkins confía en las HoloLens de Microsoft para probar y repetir soluciones cuando trabaja con sus compañeros de todo el mundo. De esta forma, aceleran el proceso de descubrimiento y resolución de problemas. Opina que «es mucho más fácil convencer a un compañero más conservador de una idea cuando la acompañas de imágenes detalladas». Con la tecnología, se trata de ver para creer.

Esto no es más que un ejemplo de los 2.300 millones de dispositivos conectados que, según Gartner Inc., se estima se usarán en las ciudades inteligentes este año. Este aumento de la conectividad digital deja al descubierto una serie de vulnerabilidades, y los delincuentes cibernéticos ya están frotándose las manos. Solo el año pasado se produjeron más de 4.000 secuestros digitales al día y en el último discurso del Estado de la Unión, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker declaró que los ciberataques son «más peligrosos para la estabilidad de las democracias y las economías que las armas y los tanques».

Si vamos a empezar a conectar los datos de los ciudadanos, consejerías, dispositivos e infraestructuras, debemos estar seguros de que preservar su seguridad y confidencialidad. Las aplicaciones y los dispositivos que forman las ciudades inteligentes deben ser capaces de hacer frente a los ataques. La tecnología que hará de escudo ya está disponible en la nube pública a través de tecnologías como Microsoft Azure, que ofrece un rendimiento a gran escala y una seguridad que superan con creces lo que la mayor parte de las empresas puede desarrollar internamente. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad colectiva en cuanto a la seguridad online de los ciudadanos. La seguridad es como el ensayo de una orquesta. Aunque no se vea ni se oiga, es crucial para que nada desafine.

El futuro de las ciudades es muy emocionante. Crear y mantener ciudades inteligentes es un gran desafío que requiere conocimientos especializados para guiar las complejas infraestructuras hacia la transformación digital. Solo la combinación de nuevos procesos de planificación, soluciones inteligentes y los mejores conocimientos en seguridad del sector hará posible que alcancemos nuestro objetivo. Con el uso de la tecnología, las ciudades funcionarán en armonía y todos podremos vibrar al ritmo de la música el día de mañana.

Haz clic para obtener más información sobre la visión de Microsoft sobre las ciudades transformadas digitalmente. Para informarte sobre Microsoft en la Smart City Expo 2017 de Noruega, haz clic aquí.

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¿Cómo consigues que una ciudad vibre al ritmo de la música?

En una orquesta, cada instrumento juega su papel, pero todos son igual de importantes para dar lugar a una gran actuación. Si los violines se desacompasan o la percusión se salta una nota, aunque solo sea por un segundo, toda la actuación puede fracasar y dejar al público desencantado. En cierta forma, nuestras ciudades son también así: están compuestas por distintas consejerías de salud, educación, servicios municipales y transporte público, entre otros. A lo largo del día, interactuamos con distintas partes de la «orquesta» metropolitana y esperamos que todas funcionen en perfecta armonía.

El director lleva la batuta, y las consejerías y administraciones públicas cumplen la misma función en la ciudad. Sin embargo, a medida que las ciudades se vuelven más inteligentes y adoptan la tecnología para conseguir ser más sostenibles, prósperas e inclusivas, surge la siguiente pregunta: ¿quién va a encargarse de supervisarlo todo y cuáles serán sus responsabilidades?

La respuesta de Londres ha sido contar con Theo Blackwell, contratado por el ayuntamiento como director digital con el objetivo de conseguir que la capital británica sea «un lugar mejor para vivir, trabajar e invertir». Por su parte, en París han elegido a un director digital que se encargará de poner los datos y las estadísticas al servicio de las administraciones, una tarea cada vez más compleja.

Sea cual sea la estrategia o el cargo, es innegable que los líderes políticos están bajo una gran presión para hacer que sus ciudades sean más inteligentes, seguras y eficientes para sus habitantes y al mismo tiempo incorporar la tecnología que dé los mejores resultados. Las ciudades verdaderamente inteligentes deben conectar la tecnología con los datos, analizarlos y usarlos para crear sintonía, sobre todo teniendo en cuenta que en 2050 un 70 % de la población mundial vivirá en zonas urbanas, lo que supone un aumento de 2.700 millones de personas.

Uno de los principales motivos por los que tanta gente está emigrando a la ciudad es la promesa de una vida mejor y la búsqueda de oportunidades en un entorno con mayor innovación. En su libro “Where Good Ideas Come From”, Steve Johnson argumenta que «una ciudad que era 10 veces más grande que su vecina no era 10 veces más innovadora, sino 17 veces más». Increíble. Con toda esta presión e innovación, los ciudadanos exigen servicios más inteligentes y de mayor calidad, como actualizaciones en tiempo real cuando hay interrupciones en la red de transportes o la capacidad de hacer trámites por Internet. Las autoridades, por su parte, tratan de dar respuesta lo antes posible. Los servicios básicos también tienen que estar a la altura, puesto que el rápido crecimiento de los entornos urbanos aumenta de forma directa la demanda de sistemas que ofrezcan electricidad, agua corriente y limpieza de residuos.

La transformación no sucede de la noche a la mañana, pero con las plataformas tecnológicas adecuadas el proceso gana en velocidad y solidez. Esto es algo que ya estamos observando, sobre todo en cuanto a la mejora de la eficiencia energética. Las autoridades de Esch-sur-Alzette en Luxemburgo, por ejemplo, crearon una aplicación móvil basada en Microsoft Azure que obtiene datos de dispositivos conectados por toda la ciudad para supervisar los niveles de consumo de gas, agua y calefacción en los hogares. Esto se traduce en mayor eficiencia y control sobre cómo se utilizan los servicios básicos. Y en Gandía, Valencia, las autoridades han instalado más de 13 000 farolas conectadas por todo el municipio para controlar y supervisar en remoto el uso energético, también mediante Azure. Ahora la ciudad consume un 80 % menos y ha reducido sus emisiones de CO2.

La tecnología también está ayudando a las ciudades a recuperarse más rápidamente de las catástrofes naturales. La empresa noruega eSmart Systems ha empezado a utilizar drones con Azure para ayudar a municipios como Jacksonville en Florida a restaurar el suministro eléctrico de las más de 280.000 personas afectadas por el reciente huracán Irma. Los drones han ayudado a la empresa encargada del suministro eléctrico a reunir los datos necesarios para evaluar las zonas devastadas y poder enviar de forma inmediata y segura al personal técnico para restablecer el servicio.

Las nuevas herramientas son buenas de por sí, pero ahora, además, podemos integrarlas en las infraestructuras municipales, y esto es especialmente importante dado que, según IHS Technology, el número de ciudades inteligentes ascenderá a 88 en 2025. Oliver Dawkins es investigador de urbanismo, visualización en 3D e interfaces de realidad virtual y aumentada de la University College de Londres. Dawkins asegura que la tecnología nos permite diseñar ciudades inteligentes de formas totalmente innovadoras hasta la fecha. Ahora los expertos en planificación urbanística utilizan vistas en 3D creadas a partir de datos en tiempo real que muestran cómo las personas y los vehículos podrían usar un espacio concreto. Por ejemplo, si se va a construir un centro comercial, el urbanista puede usar la realidad aumentada para ver cómo afectaría el tráfico en hora punta a las infraestructuras cercanas, lo que significa que los atascos podrían pasar a la historia gracias a un diseño más inteligente y predictivo.  Dawkins confía en las HoloLens de Microsoft para probar y repetir soluciones cuando trabaja con sus compañeros de todo el mundo. De esta forma, aceleran el proceso de descubrimiento y resolución de problemas. Opina que «es mucho más fácil convencer a un compañero más conservador de una idea cuando la acompañas de imágenes detalladas». Con la tecnología, se trata de ver para creer.

Esto no es más que un ejemplo de los 2.300 millones de dispositivos conectados que, según Gartner Inc., se estima se usarán en las ciudades inteligentes este año. Este aumento de la conectividad digital deja al descubierto una serie de vulnerabilidades, y los delincuentes cibernéticos ya están frotándose las manos. Solo el año pasado se produjeron más de 4.000 secuestros digitales al día y en el último discurso del Estado de la Unión, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker declaró que los ciberataques son «más peligrosos para la estabilidad de las democracias y las economías que las armas y los tanques».

Si vamos a empezar a conectar los datos de los ciudadanos, consejerías, dispositivos e infraestructuras, debemos estar seguros de que preservar su seguridad y confidencialidad. Las aplicaciones y los dispositivos que forman las ciudades inteligentes deben ser capaces de hacer frente a los ataques. La tecnología que hará de escudo ya está disponible en la nube pública a través de tecnologías como Microsoft Azure, que ofrece un rendimiento a gran escala y una seguridad que superan con creces lo que la mayor parte de las empresas puede desarrollar internamente. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad colectiva en cuanto a la seguridad online de los ciudadanos. La seguridad es como el ensayo de una orquesta. Aunque no se vea ni se oiga, es crucial para que nada desafine.

El futuro de las ciudades es muy emocionante. Crear y mantener ciudades inteligentes es un gran desafío que requiere conocimientos especializados para guiar las complejas infraestructuras hacia la transformación digital. Solo la combinación de nuevos procesos de planificación, soluciones inteligentes y los mejores conocimientos en seguridad del sector hará posible que alcancemos nuestro objetivo. Con el uso de la tecnología, las ciudades funcionarán en armonía y todos podremos vibrar al ritmo de la música el día de mañana.

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